jueves, 24 de marzo de 2016

Crisis de los 40

Se están rompiendo muchos matrimonios sin motivos serios. Parece que lo que manda en el matrimonio son los sentimientos, los caprichos, la inmadurez, la falta clara de optar por un compromiso serio y duradero. Y hay un dato importante que no se suele tener en cuenta: la llamada crisis de los 40, que todo el mundo suele pasar como imperativo psicológico. Y esa crisis impuesta por la naturaleza tiene remedio. Sobre eso hablamos.

10 causas.

Un análisis del Foro de la Familia enumera los principales motivos del «paso de ecuador» en la pareja.
Según destaca el Foro de la Familia, las principales causas de la crisis matrimonial de los 40 son las siguientes:
  1. El dar por terminados los objetivos que ambos tenían en común, cuando todavía les queda tanto por hacer conjuntamente.
  2. Perder el norte, que les servía para educarse y fomentar las convicciones, las virtudes y valores humanos, que les daban seguridad a la hora de actuar. Desgraciadamente, los han sustituido por actitudes materialistas, que les llevan a ver la vida bajo otros enfoques.
  3. Considerar que sus tareas familiares, conllevan un exceso de responsabilidades, imposibles de sobrellevar y que el matrimonio, empieza a volverse una carga difícil de llevar.
  4. Los cambios físicos, biológicos, psicológicos, religiosos, económicos y sociales que se producen, al llegar a esa edad, hacen creer a algunos que han disminuido o desaparecido, las cosas importantes que tenía en común la pareja. Aparecen malestares pasajeros o francas depresiones, con situaciones de crisis transitoria, cuya duración permite la elaboración de otros cambios más fuertes, que hacen para pasar a la siguiente etapa. En general estos cambios pueden tener un valor positivo, si la pareja consigue que les sirvan para un mutuo conocimiento, maduración y crecimiento, como personas y como matrimonio.
  5. No estar preparados para sobrellevar, el llamado síndrome del «nido vacío», que es cuando los hijos dejan la casa paterna, para irse a vivir a otro lado, por motivos de estudio, trabajo, amigos o matrimonio. En cuanto los hijos, ya han crecido lo suficiente, como para ser más independientes y tienden a alejarse del hogar familiar, origina que los padres se sientan solos. Pues si en los primeros años del matrimonio, existía la ilusión de la juventud y la esperanza de criar a los hijos, con el paso de los años y tras haber luchado, por ellos y por la vida, el hueco dejado por los hijos, puede separar a la pareja. El rol en el matrimonio, muchas veces ha perdido su carácter excitante, por la frenética actividad y las múltiples preocupaciones que conlleva, una vida familiar en armonía y felicidad.
  6. Que uno de los miembros de la pareja luche, para seguir adelante con los planes que hicieron, para cumplir los objetivos de vida en común y que la otra persona, se acomode a quedarse atrás. Es el caso frecuente, cuando uno de ellos continúa estudiando, mientras trabaja en casa o en el exterior, y la otra persona no sigue formándose.
  7. Cuando aparecen los aspectos psicológicos de desilusión, cansancio y desengaño, y se reflejan en la crisis. Desilusión con uno mismo, porque los proyectos juveniles, no se han realizado. Cansancio al ver que las responsabilidades aceptadas de familia, hijos, trabajo, obligaciones sociales, etc. piden un esfuerzo continuado y se hacen cada vez más pesadas, pues exigen mucha atención y muy constante, lo que origina múltiples sacrificios. Desengaño cuando se percibe que la pareja, no quiere seguir luchando por conseguir los objetivos que se propusieron.
  8. Los esposos, como cuando eran jóvenes, algunas veces buscan nuevas experiencias, muy atrevidas o de alto riesgo matrimonial, a fin de evitar la sensación de tiempo perdido o de aburrimiento. Coquetean con personas, incluso más jóvenes, sin tener en cuenta, el grave riesgo de que pueda haber infidelidades matrimoniales.
  9. La práctica de deportes de alto riesgo, exagerado cambio de imagen, grandes inversiones económicas, que normalmente no haría, simplemente por llamar la atención, como el comprar coches deportivos, descapotables y de colores chillones.
  10. Un cambio profundo en la vida económica, física o social de la pareja, una situación social inestable o peligrosa. La modificación del carácter, motivado por la excesiva preocupación por la salud, la aparición de enfermedades imaginarias, una cierta pérdida de interés por el trabajo profesional, etc. Cualquier otra situación externa, que llegue sin tiempo para prevenirla, por ejemplo: Premio de lotería, accidente con graves consecuencias futuras, problemas de salud, de inmigración, de cárcel, de servicio militar, de inundaciones, etc.
Juan García Inza
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=38273


Nuestra reflexión al respecto.

En la vida familiar y de pareja las realidades son tan diversas como parejas o familias haya. Cada cual, por lo tanto, podrá comprobar que esa llamada "crisis de los 40" (o de los 50 o quizás 60, o de los 30) en realidad no responde a ninguna edad sino a cuestiones de mucho mayor peso.
Juan García Inza habla de realidades que con toda seguridad conocemos: bien porque las hemos vivido o bien porque las hemos observado en otras personas. Sin embargo nuestra intención no es meramente informativa sino más bien cuestionadora:
  1. ¿Qué hay en la base de esta crisis llamada "de los 40"?. ¿Cuáles son las causas que subyacen y que van más allá de los cambios naturales que puedan producirse a determinadas edades?.
  2. ¿Podría pensarse que una "crisis de los 40" fuera más fuerte que el amor existente en la pareja?. ¿Qué puede pensarse si eso fuera así?.
  3. Y si ese amor es más fuerte que esa crisis o cualquier otra ¿qué importancia darles pues a esas crisis?. ¿Dónde está la auténtica clave?.
  4. ...
 Sea como fuere, entendemos que lo que Juan García Inza trata de comunicar es la "necesidad de estar vigilantes ante los cambios que se van produciendo en nuestra vida, las circunstancias que vivimos y en cómo las estamos afrontando pues... nada es inocuo, todo tiene unas conseuencias, sus efectos".
Nos invita a:
  1. Renovar nuestros objetivos y mantener en ellos un norte común bien claro para ambos miembros de la pareja.
  2. Tomar las responsabilidades como una consecuencia lógica de las decisiones, no como una carga sin sentido.
  3. Aceptar los cambios: la independización de los hijos, cambios en los niveles económicos o ritmos de vida,... generando una nueva reflexión acerca de las maneras de afrontarlos y seguir creciendo, evolucionando juntos.
  4. Afrontar también los desengaños o decepciones, los errores cometidos,... haciendo diálogo conjunto de ellos con sencillez y humildad y apoyándose mutuamente para superarlos.
Cuando se vive con estas actitudes que hemos recalcado tenemos la seguridad de que podremos afrontar la crisis de los 40 y cualquier otra que se nos presente. Las claves son sencillas y simples: amor a la pareja, renovación del proyecto común y diálogo honesto, abierto para poder dar y recibir, para VIVIR la vida y no para soportarla.

Empecemos por la pareja:
  • ¿Qué ideas nos llaman la atención de este artículo?, ¿qué conclusiones obtenemos de él?.
  • De los enlaces-web que hemos ofrecido para ampliar, ¿qué ideas complementarias hemos hallado y que nos sirven en nuestro momento actual?.
  • ¿Qué podríamos añadir a todo lo expuesto, sobre todo pensando en nuestra experiencia?.
  • ¿Cuáles son las claves que nos parecen más importantes y cómo desarrollarlas para poder superar esta crisis?.
  • Si hemos pasado ya por esta mediana edad y la superamos felizmente ¿cómo lo conseguimos?, ¿qué diríamos a quienes la están afrontando ahora mismo de lleno?.
¿Y nuestros hijos?:
  • ¿Qué piensan ellos de nuestras crisis?.
  • ¿Qué sugerencias nos han hecho y nos siguen haciendo para poder superar los cambios que experimentamos?.
  • ¿Cómo hacemos para que nuestras crisis "no las paguen ellos"?.

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