martes, 22 de mayo de 2018

8 errores a evitar en la comunicación con los hijos adolescentes

Hablar con adolescentes es complicado... a veces es mucho mejor escucharles.

A partir de la adolescencia se pone difícil el diálogo entre padre e hijos, o incluso entre profesores y monitores adultos y los chavales a su cargo. Hay además una serie de errores comunes por parte de los adultos que dificultan ese diálogo.
El diálogo es importante para una mejor relación, la transmisión de las virtudes y valores y también de la fe. Reflexiona sobre esto Mark W.Merrill, presidente de All Pro Dad y la organización Family First, y conductor del programa de radio diario The Family Minute.

Estos son algunos de los errores que vale la pena evitar, según recoge la web All Pro Dad.

1. Suponer lo peor:
Cuando el joven parece estar rebelándose, o cuando ya ha mostrado que rompió tu confianza en alguna ocasión, ésta es una tentación comprensible. Pero igual que los adultos prefieren que no se piense lo peor de ellos, tampoco es necesario pensar lo peor de los jóvenes.

2. Suponer lo mejor:
Esto podría ser también muy malo. Sucede en esos padres convencidos de que su hijo o hija nunca toma decisiones malas, que nunca mira lo que no hay que mirar, que no escucha la música o propaganda que no debería, etc... Podrías tener un mal despertar de tu ensueño fantasioso.

3. Interrumpir: es maleducado y duele:
Cuando un adolescente interrumpe a un padre, es común ver que es irrespetuoso. Cuando es el padre el que interrumpe al muchacho, se construirá un resentimiento en el chico. Vale la pena crear una norma familiar que diga que no hay que interrumpir a nadie y que todos pueden señalar, con respeto, cuándo se les está interrumpiendo.

4. Discutir cuando las emociones están calientes:
Es bueno dejar pasar un tiempo para "enfriarse". Ambos implicados: los adultos y los chicos. De la rabia y la ira no suele salir nada bueno. Es bueno que la regla del "enfriémonos y luego hablamos" se aplique a todos. Así nos evitamos frases que causan mucho daño, se recuerdan mucho tiempo, crean resentimiento y desconfianza, heridas, etc...

5. Hablar más que escuchar:
Los padres a menudo quieren pasar directamente a dar su conferencia o clase magistral. Pero a menudo los adolescentes sólo necesitan ser escuchados, que se les dedique un rato y atención y libertad para hablar. Quieren saber que se les entienden, y eso les convence de que son valorados y cuidados. Si no se sienten escuchados, empiezan con una deriva emocional que causará problemas adicionales.

6. Reaccionar a lo que dicen, más que a lo que quieren decir:
Una cosa es lo que los adolescentes dicen, a veces con muchas emociones y expresiones muy radicales. Y otra cosa distinta es lo que pasa de verdad, los hechos reales. Ellos son muy emocionales, y se espera que el adulto responda con equilibrio, moderación, sensatez, y no más sentimientos en un ciclo de reacción emocional retroalimentada. Céntrate en los hechos reales. 

7. Tomar sus problemas y preocupaciones demasiado a la ligera:
Si dices a un adolescente "eso que me cuentas no es de verdad un problema, ojalá mis problemas fueran como los tuyos", el muchacho pensará que sus cosas, su vida, no te interesan. Mostrar compasión es una clave importante para que funcione la comunicación con adolescentes. También es bueno que recordemos cómo nos sentíamos a esa edad, con nuestros problemas juveniles.

8. Apresurarse demasiado en "arreglar" el asunto, interfiriendo:
Muchos padres tendrán la tendencia a "solucionar" el asunto rápido: hay una tarea, y se ponen a ella. Pero muchas veces es mejor dejar que sean los propios chicos los que tomen la responsabilidad de actuar y solucionar el asunto. Puede que antes los chicos necesiten exponerlo en voz alta, o sentir que papá les apoya y anima. Incluso si los muchachos van lentos en su progreso para mejorar el tema, es bueno dejar que ellos se responsabilicen. Y demostrar que estás atento, quizá, comentando: "Si quieres, te doy alguna idea ahora, o mas tarde si te parece".

PARA AMPLIAR Y/O CONTRASTAR:

PARA LA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN FAMILIA:
DINÁMICA: "¿Hablamos?".
  1. Padres e hijos adolescentes se juntan alrededor de una mesa. Sobre la mesa hay tres pequeñas cajas. Dentro de cada caja (A, B y C) hay diferentes preguntas o cuestiones en las que posteriormente se irá entrando.
  2. Partimos todos de una pregunta: "¿Nos gusta la COMUNICACIÓN que hay entre nosotros padres e hijos?":
    • Si la respuesta es "" se acudirá a la primera caja (A) donde se hallarán las siguientes cuestiones:
      • ¿Qué es lo que más te gusta o más te satisface de esta comunicación?.
      • ¿Qué ha hecho posible este buen ambiente comunicativo?.
      • ¿Cómo podría mejorarse esta comunicación aún más?.
      • Caso de que alguna vez se deteriorara esta comunicación ¿cómo la reactivarías?. ¿A qué puedes comprometerte para ello?.
    • Si la respuesta es "A MEDIAS" se acudirá a la segunda caja (B) donde se hallarán las siguientes cuestiones:
      • ¿Qué es lo que te gusta de la relación entre padres-hijos y qué ha beneficiado hasta ahora esa buena comunicación?.
      • ¿Qué es lo que menos te gusta de esta comunicación y qué ha perjudicado o está perjudicando esta comunicación?.
      • ¿Cómo corregirías lo que para ti son errores en esta comunicación?. ¿Cómo mejorarías también aquello en lo que ya existe esa buena comunicación?.
      • ¿Qué les pedirías a tus padres/hijos para lograr mejorar esta comunicación?. ¿A qué puedes comprometerte tú para ello?.
    • Si la respuesta es "NO" se acudirá a la tercera caja donde se hallarán las siguientes cuestiones:
      • ¿Qué es lo que menos te gusta o menos te satisface en esta comunicación?.
      • ¿Cuáles son las causas por las cuales se ha llegado a esta situación?.
      • ¿Cómo podrían corregirse los errores cometidos?.
      • ¿Qué pedirías a la otra parte (padres/hijos) para que pudiera mejorar esta comunicación?, ¿a qué puedes comprometerte a partir de ahora para lograr esa mejoría?.
  3. Cada cual coge sus cuestiones y reflexiona personalmente sobre ellas y trata de poner por escrito sus respuestas a cada cuestión y su reflexión al respecto.
  4. Se reúnen de nuevo alrededor de la mesa y ponen en común sus respuestas, las dialogan se preguntan mutuamente para resolver dudas, para conocer con amplitud y profundidad lo que cada cual quiere decir. (Tratar de mantener SIEMPRE la calma, el respeto, el afán constructivo).
  5. Finalmente la familia entera, tras este DIÁLOGO, se propone un COMPROMISO asumido por todos; luego cada cual adopta un COMPROMISO PERSONAL que ayude no sólo a mejorarse a sí mismo sino también al compromiso global de toda la familia.

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